A 24 años del rescate del
sangriento rescate del terrorista Marco Ariel Antonioletti desde el Hospital
Sótero del Río, donde cuatro gendarmes y un carabinero cayeron acribillados a
manos de una célula del Movimiento Lautaro que les preparó una emboscada, y
a días de haber conmemorado el día de
los mártires de Gendarmería de Chile, la historia estuvo a punto de repetirse.
Pero fue el profesionalismo y comprometido valor de los nuestros lo que quebró la mano al destino.
El traslado de reos de
alta peligrosidad desde la cárcel de colina hasta la llamada “Zona de Transito”
(unidad penitenciaria destinada a la contención y distribución de la población penal)
es una labor que diariamente realiza la USEP( Unidad de Servicios Especiales Penitenciarios)
y que con una alta demanda laboral logra distribuir a los distintos centros de la Región
metropolitana y nacional a los recluidos que son requeridos por los tribunales
y distintas pericias. La labor de esta
unidad especial es apoyada por carros celulares y equipos de seguridad
destinados para el efecto, siendo su labor orientada específicamente para asegurar que los internos sean puestos a disposición
de la autoridad correspondiente.
El delito ha
evolucionado, su elaboración y preparación también, aquí los Gendarmes enfrentaron
un acto de planificación mayor, que perfectamente pudo terminar con las vida de
los nuestros, de los reclusos involucrados o de terceros inocentes, afortunadamente
el profesionalismo y compromiso de los nuestros pudo más. Los hechos del día 27
de noviembre del año 2014, deben ser el
llamado de atención que den cuenta de las postergaciones históricas que ha
sufrido Gendarmería de Chile. Los
estudios de la institución son lapidarios, a la institución le faltan 5000
funcionarios, además del mejoramiento de su infraestructura y recursos.
En el mismo sentido
los estamentos encargados de la seguridad de los gendarmes deberán readecuar y
actualizar los procedimientos que permitan minimizar estas acciones, es sí, no
sobre el sobreesfuerzo y sacrifico de los nuestros, sino sobre el aumento de la
asignación de recursos para la abnegada labor de los funcionarios.
Boris Henríquez,
Dirigente nacional de ANFUP dijo que: “Conjuntamente
con lo anterior se hace necesaria la urgente
necesidad de que los encargados
operativos correspondientes asuman un mayor compromiso y responsabilidad respecto
de la seguridad personal de los
gendarmes y la población penal.”

Es evidente la falta de cautela por parte de este estamento creado supuestamente para prevenir delitos y elaboraciones por parte de la población penal, quienes deberían haber previsto esto o hecho loa resguardos respectivos y no solo dedicarse a hacer la pega que le coresponde a las policías, es clara la falta de conocimiwnto penitenciario de estos funcionarios que deberían hacer labores operativas para suplir la carencia inmensa de personal.
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